Entre los idearios esenciales de los padres y educadores están los de propender porque sus hijos y discípulos lleguen a ser personas pacíficas, dispuestas a participar en los procesos de construcción y reconstrucción social, comprometidas con su entorno y decididos a ejerce plenamente su ciudadanía. Lo anterior no se da por generación espontánea, sino que usualmente es la respuesta a todo un proceso en el que el acompañamiento comprometido y el ejemplo de los padres y adultos significativos son determinantes.Está demostrado que cada niño necesita una relación cariñosa y fuerte con sus padres o en su defecto otro adulto para sentirse seguro y confiado. Sin ese lazo estable existe el riesgo llamativo de un comportamiento hostil y problemático. De igual manera se reconoce plenamente que los niños aprenden con el ejemplo de sus mayores y que el comportamiento, los valores y las actitudes de éstos tienen una gran influencia sobre sus concepciones ideológicas y su manea de obrar. La Academia Americana de Pediatría en una publicación reciente sobre la relación existente entre el estilo de crianza y la resistencia a la violencia por parte de los niños formula algunas recomendaciones al respecto:
- Hablar con los niños sobre sus problemas y advertirles con firmeza acerca de los riesgos que implica una manera violenta de solucionarlos.
- Estimular a los niños cuando resuelven sus problemas sin recurrir a la violencia.
- Evitar por parte de los padres la promoción de comportamientos agresivos en los niños; aquello de enseñarles a pelear “para que sepan defenderse” debería cambiarse por enfoques que permitan resolver los problemas mediante el diálogo sin utilizar las amenazas y los puños.
- Promover en los hijos la consistencia ante las normas y la disciplina, generando expectativas claras sobre las consecuencias del comportamiento del niño ante ellas.
- Evitar la violencia en el hogar que causa temor y daño a los niños y que en algunos casos puede predisponerlos a resolver con violencia sus propios conflictos.
- Excluir el castigo físico como elemento constituyente de la crianza, puesto que así se les indicará a los hijos que es aceptable pegarle a otro para resolver los problemas y que las acciones violentas constituyen una forma apropiada de relación entre las personas
- Utilizar otros métodos de corrección sin contacto físico, no humillantes, para afrontar aquellos comportamientos indeseables de los niños en el transcurso de la crianza, dentro de un enfoque reparador de los errores que genere la tendencia a no repetirlos.
- Prevenir y tratar de disminuir el exceso de exposición a la violencia a que están sometidos los niños por los medios de comunicación.
- Enseñar a los hijos que es mucho más importante y valioso para sus vidas el resistirse a la violencia que aceptarla.
Fuente: Corporaciòn CARIÑO
No hay comentarios:
Publicar un comentario