
En los primeros años de la vida del niño, la familia constituye la primera fuente de socialización. Allí el niño aprende a distinguir las conductas deseables de las que no lo son. La internalización de las normas y los valores incorporados por los padres se constituyen en baluartes para la orientación social que incluye el aprendizaje político.
A medida que la crianza avanza, aparece la institución educativa como elemento fundamental para la llamada socialización secundaria que incluye la tarea de salir del egocentrismo, de interactuar con otros, de incorporar las normas y reglas sociales y de avanzar en los procesos de autorregulación y autocontrol, tan necesarios en la vida social y en el pleno ejercicio de la ciudadanía.
Se ha definido al ciudadano como la persona que es capaz, en cooperación con otros, de construir o transformar las leyes que él mismo quiere cumplir y proteger para un ejercicio pleno de la vida con dignidad, esto es, en el respeto por sí mismo y por los otros.
Poder llegar a este logro con los hijos y discípulos es el reto que se debe asumir integralmente, para que la sociedad alcance el bienestar que necesita y merece.
FUENTE: Boletín: Crianza Humanizada Año XI No. 85
Pediatria y Crianza Humanizada Univesidad de Antioquia
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